La ceremonia de premiación que distingue los trabajos comprendidos entre agosto de 2019 a marzo de 2020, se llevará a cabo en el Teatro Astral. El próximo lunes 23 de agosto a las 20 hs. la Asociación Civil Premios Hugo realizará la ceremonia de premiación de la 11a Edición de los Premios Hugo al Teatro Musical, desde el Teatro Astral (Avenida Corrientes 1639, CABA).
Los Premios son una iniciativa de Ricky Pashkus y Pablo Gorlero, y fueron creados para distinguir todos los rubros, categorías y especializaciones del teatro musical en nuestro país. Han tomado el nombre de Hugo Midón como un modelo a seguir y homenaje en vida a uno de los maestros más importantes del género.
Esta edición de Premios Hugo cuenta con el apoyo de Mecenazgo Cultural, el programa del Ministerio de Cultura de la Ciudad, que impulsa proyectos artísticos-culturales.
La premiación contará con una obertura integrada por muchos artistas en la calle (Dirección: Pablo Gorlero y Gonzalo Castagnino – Dirección Musical: Juan Ignacio López), un homenaje a María Elena Walsh y Hugo Midón por el 10° aniversario de la muerte de ambos (Dirección: Marcelo Caballero – Dirección Musical: Carlos Gianni), un cuadro en homenaje a los artistas que nos dejaron (Dirección: Gonzalo Castagnino – Dirección Musical: Gaspar Scabuzzo); también se podrán apreciar los números musicales pertenecientes a los tres nominados a Mejor Musical: Happyland, Hello Dolly y Kinky Boots; y un cuadro sorpresa para culminar la noche dirigido por Corina Fiorillo.
La presentación de cada categoría estará a cargo de artistas como: Julio Chávez, Enrique Pinti, Aníbal Pachano, Paola Krum, Pepe Cibrián, Jey Mammon, «Soy Rada», Nico Scarpino, Julieta Nair Calvo entre muchas figuras y referentes del género más.
Durante la ceremonia se podrá disfrutar de siete cuadros musicales protagonizados por artistas como por ejemplo: Lucía Galán, Laura Esquivel, Alejandro Paker, Marisol Otero, Martín Bossi, Julia Zenko, Elena Roger, Ana María Cores, Fernando Dente, Lucila Gandolfo, Alejandra Radano, Carlos Casella, Josefina Scaglione, Ángeles Díaz Colodrero, Julián Rubino, Julián Pucheta, Déborah Turza, Flavia Pereda, Gustavo Monje, Agustín Iannone, José Luis Bartolilla, Nicolás Cúcaro y Elis García.
Va a ser una ceremonia inusual, en un 50 por ciento virtual y un 50 por ciento presencial, teniendo en cuenta todos los protocolos y dentro del contexto sanitario que se transita. En el teatro Astral van a estar presentes los anfitriones (serían Laura Oliva y Diego Reinhold), los creadores (Ricky Pashkus y Pablo Gorlero) y todos los nominados, probablemente sin acompañantes.
La fiesta del regreso
Todo es inesperado. Nada es previsible. Nadie puede celebrar esta situación ni dejar de lamentarse por la falta de aperturas mayores en los teatros. Nadie puede vanagloriarse sólo por tener un teatro con aforo ni por estar cumpliendo los protocolos. Pero se puede hacer teatro con protocolos y respetando los aforos. No es poco.
Nadie suponía esta debacle teatral mundial. Sin embargo, todos celebramos unidos el regreso, la voluntad de continuar y la necesidad de estar arriba de un escenario son continuas.
El aliento, estímulo y alivio que trae el teatro es festejado y requerido por todos. Es en cada función ganar una guerra. Es reafirmar nuestro sentido. Paradójicamente en medio de todo, hablando de aforos no deseados, de teatros con protocolos… de aperturas en ciertas partes del mundo y en otras no… aparecen los musicales.
En todas partes se anuncia la apertura de temporadas teatrales a través del anuncio del musical que se estrenará. Así es en Londres. Así es en Nueva York y Madrid. Todos saben cuándo se estrenarán los musicales. La gente los necesita. Son el emblema de la presencialidad.
El musical no es mejor ni peor que otros géneros. Tan sólo que habla de la fiesta del regreso… y la celebra. Como ningún otro género. Se convierten en sinónimos.
Vuelve el musical. Vuelve el teatro. Viva la fiesta del teatro. Gracias.
Ricky Pashkus
Comunidad
«Pero el arte siempre emergió para curar»
Se nos alteró el tiempo, el temor nos intentó capturar, la muerte se nos hizo cotidiana y cuando creímos que íbamos a aprender, no aprendimos.Difícil será olvidar 2020 y 2021, el tiempo de la fragilidad. El termómetro de la tolerancia se puso a prueba en cada una de las almas que habitan este mundo y el odio se volvió un personaje cada vez más presente. Pero el arte siempre emergió para curar. Desde aquel músico que salía a su balcón a ofrecer su talento al barrio, la bailarina que exudaba prodigio a través de sus redes, hasta el tenor que cantaba arias cada noche en su terraza, o la niñita que arengaba a sus vecinos a entonar con ella canciones infantiles. El artista en comunidad. La necesidad de expresar, la necesidad de ser espectador. La ficción en lo general y el teatro en lo particular, desde el comienzo mismo de esta pesadilla, se empecinó en respirar, en vivir, en salir. Desde nuestras casas con la camarita de nuestros teléfonos; desde veredas, patios, terrazas o jardines, luego; y como nos permitieron o nos permiten, después. Palabras que antes no eran tan usuales como “aforo” o “protocolo” hoy las repetimos varias veces al día, se aprendió tanto a resistir una hora y media en una platea con un barbijo como a ensayar durante cinco o seis horas también con barbijo, porque necesitamos ver y hacer teatro. Porque cuidándonos es como volveremos a abrazar lo más parecido a la normalidad.
En estos tiempos el verbo “celebrar” se dice con timidez, con cierta culpa y congoja. Pero con Premios Hugo decidimos celebrar la posibilidad de estar vivos; recordar a nuestros muertos; acariciar con diplomas y estatuillas los trabajos de los artistas; y sobre todo, recordar a viva voz, con música, que vivimos en comunidad. Y el sentido de comunidad es nuestra línea conceptual en esta temporada atípica. Desde el teatro musical queremos recordarlo y demostrar que es posible mirar al vecino por solidaridad, por confianza, con cuidados… aunque piense distinto.
Pablo Gorlero