Dicen que San Valentín era un sacerdote que casaba en secreto a los soldados romanos, allá por el siglo III. El emperador, Claudio II, pensaba que los solteros, al no estar emocionalmente comprometidos con una familia rendían mejor en la guerra.

El cristianismo era perseguido, y el emperador decretó la muerte de Valentín. Fue ejecutado un 14 de Febrero.

Esta es una festividad occidental pero se ha extendido por doquier, Japón, China, Corea, Egipto… todos regalan flores, chocolates, cartas, postales, ahora postales virtuales, no solo a la persona amada, sino también a amigos y compañeros de trabajo.
Puede que en un principio haya sido la festividad del amor y la amistad, pero hoy… ¡es simple comercio!

Me disculpo por arruinar su día, quizá yo esté equivocada, pero… a las pruebas me remito: mire los avisos en la tele: “Regale diamantes”. “Demuestre su amor con un auto de lujo”.” Dígale cuánto l@ ama con un crucero por el Caribe”. Sorpréndal@ con una cena en el exquisito restaurante…”. “Complázcal@ con un plasma de 65 pulgadas”.

Hay otra cosa que me molesta, que haya un día para el amor. Me suena feo, como si tuviéramos que tener un día para recordar lo que es el Amor, para regalar por compromiso, para buscar compañía y no pasarlo sol@s, para agasajar a quien está siempre a nuestro lado.
Es deprimente!
El Amor se celebra todos los días, con o sin regalos. Aunque pensándolo bien, ¡qué mejor regalo que estar con la persona que amamos!
Soy feliz cuando mi hombre me agasaja, y no lo hace un día por año, siempre me sorprende con algo: una flor, un collar, esmalte de uñas, un vestido. Sin motivo, sin excusas, solo porque me ama.
Hágame caso, extienda esta celebración por 365 días y después vuelva a empezar.

¡Feliz Vida de Enamorados!


Genny De Bernardo
Columnista exclusiva de Dejá fluir
Miami. Florida.U.S.A

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