Un estudio publicado en la revista científica ‘eLife’ demuestra que el cerebro humano tiene una capacidad de almacenamiento diez veces superior a lo que se estimaba. Según los científicos, en promedio, una sinapsis puede contener cerca de 4,7 bits de información. Esto significa que el cerebro humano dispone de una capacidad de un pentabyte, es decir, 1.000.000.000.000.000 bytes, lo que valdría para almacenar todo el contenido actual de Internet.

Desde los comienzos de esta disciplina que hoy llamamos neurociencias cognitivas, se ha podido observar una fuerte influencia de la inteligencia artificial, la cibernética y el computacionismo. Allá por los años 40 y 50, la marca que dejaron en las sociedades de su época personas como Alan Turing, Norbert Winer y John von Neuman, entre otros, fue configurando una manera de entender los procesos mentales y el funcionamiento cerebral bajo la metáfora del ordenador.

Este enfoque dio lugar a muchas críticas basadas en el sentido común y la filosofía. Algunas de las críticas a dicho modelo fueron, por ejemplo, que no debemos circunscribir los procesos mentales dentro del cráneo como si fuera una computadora, sino que los mismos se darían en forma secuencial siguiendo formalismos lógico-matemáticos. Por el contrario, hoy comenzamos a saber sobre la importancia de la totalidad del cuerpo, sus múltiples sistemas y el contexto, en los procesos de interacción, de conocimiento o cognitivos, en diversos niveles, desde el mero reconocimiento de objetos hasta el lenguaje. Habitualmente se suele hablar deembodiedmind, o cognición encarnada, situada y distribuida en el cuerpo en su totalidad (del cual el cerebro es obviamente parte y pieza clave). Por eso hablar en términos del cerebro como almacenador no resulta muy viable.

La felicidad de tocar un ‘blues’: Una investigación de la Facultad de Medicina Johns Hopkins, en Baltimore, y la Universidad de California en San Francisco, realizado con pianistas de jazz descubre que improvisar un solo triste activa el módulo cerebral del placer.

Este estudio evaluó con imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) a 12 pianistas de jazz profesionales. Se les pidió que improvisaran un solo con un piano tras mostrarles targets o claves emocionales (fotos de una actriz representando imágenes alegres, tristes o ambiguas), para ver si el estado emocional presentado influía en el proceso de improvisación. La investigación muestra que el proceso creativo de estos pianistas está íntimamente vinculado con el estado emocional presente en este proceso, ya que se activaron en la fMRI, zonas de la corteza frontal, y se observaron conexiones funcionales entre zonas límbicas y paralímbicas (amígdala e ínsula) que son sumamente importantes para el procesamiento emocional. Otros estudios han evidenciado la activación de diversas zonas del cerebro durante el proceso de improvisación, entre ellas la corteza prefrontal dorsolateral.

En una investigación de Pinho A. L. y colaboradores mostraron que, curiosamente, cuanto más libre y fluido es el proceso de improvisación existe menos activación de la corteza prefrontal dorsolateral. Al analizar los patrones de conectividad de diferentes áreas cerebrales, esta investigación refleja que tanto la improvisación ante targets positivos como negativos puede ser placentera. Mientras que la improvisación con contenido positivo se relacionaría más con la hipofrontalidad, menor activación de la corteza prefrontal dorsolateral y con una sensación subjetiva de fluir; la improvisación con contenido emocional negativo se asociaría con la activación que fué observada en las conexiones entre la ínsula y substantia nigra (un área dopaminérgica que genera placer). Además, otros investigadores como Taruffi y Koelsch han reportado los beneficios que trae la música con contenido emocional negativo. Dentro de estos beneficios, ellos describen que este tipo de música genera una activación y procesamiento similares que al tener una experiencia emocional negativa, pero sin los costes negativos que ella conlleva.

Diversos estudios muestran que los trabajadores en puestos con mucha presión y en los que se dan situaciones poco predecibles tienen hasta un 58% más de posibilidades de sufrir un ictus…

Estos datos revelan la gran importancia que ejerce en nosotros el ambiente laboral. Tengamos en cuenta que ahí pasamos gran parte de nuestro día y gran parte de nuestra vida. Crear las condiciones necesarias para que los trabajadores se sientan a gusto, no solo económicamente, es responsabilidad y parte de las políticas de las empresas. No debería verse como un gasto, sino como una inversión. Las empresas llamadas “conscientes” han demostrado que mediante la aplicación de medidas que hagan al empleado sentirse a gusto se aumenta la productividad y la eficiencia. Por el contrario, en fenómenos como el mobbing o el burn out, que son consideradas plagas de este siglo, los trabajadores acusan carecer de sentido en su trabajo y estar desmotivados o excedidos por las presiones. Es un hecho considerar que un organismo sometido a exigencias desmedidas, estrés constante, contextos de incertidumbre y desmotivaciones, presente medidas autonómicas como un aumento de la presión sanguínea, lo cual es uno de los factores que pueden producir ictus cerebro-vascular. La neuroinmunoendocrinología se encarga de estudiar dichas relaciones. Aquí vemos la implicación de redes cerebrales asociadas a la ansiedad, y la interconexión que existe entre los sistemas nervioso, endocrino y vascular.

Por todo esto, las empresas y las sociedades actuales deberían contemplar el cuidar y preservar en óptimas condiciones el capital de recursos humanos, que es su bien más preciado. En otro tiempo se consideraba la maquinaria, pero actualmente lo que permite a una organización mantenerse actualizada, y así afrontar los desafíos que le permitan permanecer a la vanguardia, es su capital humano. Algunas de las medidas que se prescriben desde la psicología laboral son la fluidez en la comunicación entre los departamentos, permitirle a los trabajadores ser creativos y consultarles, aclarar su papel en la organización, realizar evaluaciones de desempeño para autoobservarse como organización, y capacitaciones para corregir los desvíos de la visión y misión de la organización.

Estudios del Brain Tumor Research Program en el Yale and Smilow Cancer Hospital y Yale-New Haven Hospital sobre las mutaciones en el ADN sugieren que esta puede ser la vía para desarrollar tratamientos personalizados para las formas más agresivas de tumores cerebrales

Los resultados divulgados en la revista de Neuro-Oncología, sugieren que es posible desarrollar tratamientos personalizados para formas más agresivas de cáncer de cerebro. Los ensayos clínicos actualmente pueden mejorar teniendo en cuenta la composición genética molecular del tumor individual. Hay que continuar con las investigaciones, pero son estudios alentadores.

Investigadores del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) de España han identificado dos proteínas clave en la actividad del cerebro durante los primeros días después de nacer que resultan esenciales para que las conexiones entre los dos hemisferios se establezcan correctamente. En concreto, según los resultados publicados en la revista ‘Neuron’, han identificado dos proteínas implicadas en este proceso, llamadas Cux1 y Kv1, cuya ausencia lleva a un defecto en el cableado semejante a lo que ocurre en enfermedades como el autismo. Además, su estudio en roedores ha demostrado que existe un periodo de tiempo tras el nacimiento en el que sería posible recuperar las conexiones perdidas.

Efectivamente, los investigadores afirman que si, tras el nacimiento, somos capaces de recuperar la función de estas proteínas, esas conexiones no realizadas o alteradas podrían restaurarse. De forma que se abre una posibilidad a un tratamiento futuro destinado a restaurar esas malas conexiones y por tanto, revertir, total o parcialmente, los efectos negativos de esta mala interconexión. Esta línea de investigación está aportando importantes pistas para las alteraciones relacionadas con el desarrollo del cerebro.

Un nuevo estudio de la Universidad de California de Los Ángeles sugiere que las personas que ejercitan la meditación tienen menos posibilidades de contraer males neurológicos relacionados con la edad, pues la meditación parece que ayuda a preservar la materia gris cerebral, el tejido que contiene las neuronas.

En los últimos años, las neurociencias han comenzado a estudiar temas antes dejados de lado como la meditación. Y la verdad es que los resultados encontrados respecto a sus beneficios son muy prometedores. Se ha observado que, durante su práctica, la meditación actúa sobre las estructuras de nuestro sistema nervioso autónomo que hacen que disminuya la frecuencia cardíaca y la respiratoria. En el sistema nervioso central también se producen cambios. Así, la meditación estimula las áreas de la corteza prefrontal, que están relacionadas con las emociones y funciones sociales. Al mismo tiempo, disminuye la actividad de las áreas asociadas con el procesamiento de las emociones negativas, como, por ejemplo, la amígdala. Esos investigadores de la Universidad de California de Los Ángeles hicieron un estudio en 50 personas mayores que llevaban años practicando meditación y 50 personas mayores que no lo hacían. En este estudio se observó a través de un resonador que ambos grupos tenían menor cantidad de sustancia gris, es decir, menor cantidad de células neuronales, producto del envejecimiento. Pero, sin embargo, se observó una enorme diferencia entre la pérdida neuronal entre el grupo de meditadores y el de no meditadores. Incluso los investigadores involucrados en la investigación estaban sorprendidos de tales resultados. Si bien interesantes, los datos de este estudio son aún muy preliminares.

¿Qué opina de la película ‘Del revés’ (‘Inside Out’), que tanto éxito ha cosechado en todo el mundo, y que presentaba de una forma muy entretenida el comportamiento del cerebro durante la etapa de la pubertad, y que, como gran logro que muchos han destacado, destacaba la importancia y valor de la tristeza en el desarrollo personal y en la vida?

Del revés (Inside Out) es una película muy entretenida e interesante, pues realiza una presentación ingeniosa de muchos conceptos modernos de la psicología cognitiva y las neurociencias. Aunque una tarea complicada, la gente de Pixar pudo hacer un muy buen trabajo gracias a que contó con el asesoramiento de prestigiosos neurocientíficos. Más allá de que la película simplifica ciertas facetas del procesamiento cognitivo y emocional, representa un interesante esfuerzo por describir cómo funciona nuestro cerebro y le otorga una relevancia a las emociones que son claves en nuestra vida. Los seres humanos somos básicamente seres emocionales. Las emociones guían nuestras decisiones y son clave para nuestra memoria, ya que determinan nuestros recuerdos.

Pero además de destacar esto, la clave de la resolución del conflicto de la película está en la empatía, en el apoyo social. Más que una alabanza de la tristeza, expresa que si uno puede mostrar sus emociones y puede expresar o mostrarse triste va a despertar en los otros empatía. Y de eso se da cuenta el personaje de la protagonista. Que no tiene que escapar de sus sentimientos ni tampoco ocultarlos, sino que es junto con el apoyo de los amigos y de la familia como mejor puede resolverlos. Y esta idea es fundamental para nuestras sociedades, porque una comunidad, para ser tal, se construye a partir de los lazos de solidaridad y cooperación. Y esto lo hace posible la empatía, que es una respuesta afectiva hacia otras personas. Requiere de poder comprender el estado de otros y regular nuestra propia respuesta emocional. La empatía tiene lugar cuando somos capaces de suspender nuestro foco atencional único, el de nuestra propia mente, para adoptar un foco atencional doble; o sea, además de considerar nuestra mente, tenemos en cuenta la de la otra persona. Entonces, la empatía requiere que reconozcamos lo que le sucede al otro y también que actuemos en función de ello.