
“Durante la persecución final de la Santa Iglesia de Roma reinará, Pedro el Romano, quien alimentará a su rebaño entre muchas tribulaciones; tras lo cual, la ciudad de las siete colinas [Roma] será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo. Fin.”
Para muchos, esta rase hace referencia exacta de una posible guerra o conflicto que tendría lugar en Europa y que viéndose Roma afectada, el Santo Padre tendría que abandonar la ciudad del Vaticano. Este sería para San Malaquías el fin de la Iglesia Católica, tal y como la conocemos.
Según Nostradamus
En este punto resulta curioso que Nostradamus, el mítico profeta francés del siglo XVI, coincidiera con esta profecía. Nostradamus nos dice:
“Por el poder de los tres Reyes temporales,
A otro lugar será transferida la Santa Sede,
Donde la sustancia del espíritu corpóreo,
Será repuesta y recibida por verdadera sede.”
Para muchos, esta centuria estaría íntima y sorprendentemente ligada con la visión de San Malaquías. Acá Nostradamus nos habla también de una “mudanza” o cambio de locación de la Santa Sede, así como también, refiere a los “tres Reyes temporales”, que muchos estiman refieren a tres presidentes (son gobernantes temporales) que llevarán a cabo un gran conflicto internacional.
Así también, nos encontramos con dos visiones, digamos mucho más funestas y terribles para la Iglesia Católica, la primera es la del Papa Pío X, y la otra sería el conocidísimo Tercer Secreto de Fátima.
Cuenta la historia que el Papa Pío X, comentó que había tenido una visión en donde veía a un Santo Padre, (no sabía si se trataba de él), que abandonaba la ciudad de Roma y que en su huida, pisoteaba los restos y cadáveres de sacerdotes y creyentes.
Así también, el Tercer Secreto de Fátima dice lo siguiente:
“…Y vimos en una inmensa luz que es Dios: «algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él» a un Obispo vestido de Blanco «hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones…”
Para muchos, esto habla claramente de la destrucción de la ciudad de Roma y el fin de la Iglesia Católica reflejado en el fin del Sumo Pontífice y su grey.
No obstante, en este punto, el traductor de esta visión, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, señaló que esta visión en particular refería no a un fin de la Iglesia Católica sino, a la historia de la Iglesia, en tanto que el Sumo Pontífice representa a la Iglesia y los muertos y la destrucción hablarían del martirio de los cristianos a lo largo de su historia.
Sea como fuere, las coincidencias entre una y otras profecías, continúan dando pie a que diversos apocalípticos anuncien como cierta la proximidad del Fin del catolicismo por lo menos, tal y como lo conocemos en la actualidad.